La Real Academia Española es una institución que tiene como objetivo principal la conservación y el perfeccionamiento de la lengua española. Sin embargo, en ocasiones, ha aceptado palabras mal dichas o mal escritas en el lenguaje común. Esto ha generado diversas preguntas y críticas por parte de los hablantes del español. En este contexto, surge la interrogante ¿Por qué la RAE acepta palabras mal dichas? En esta presentación, se explorarán las razones detrás de esta práctica y se analizará su impacto en la lengua española.
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Descubre la razón detrás de la aceptación de ‘murciégalo’ por la RAE
La Real Academia Española (RAE) es el organismo encargado de velar por la correcta utilización del idioma español. Su trabajo es fundamental para mantener la coherencia y uniformidad del idioma en todo el mundo hispanohablante. Sin embargo, en ocasiones, la RAE ha aceptado palabras mal dichas o mal escritas. ¿Por qué?
En el caso de la palabra «murciégalo», la RAE la aceptó en 2014 como variante aceptable de «murciélago». Esta decisión causó revuelo entre los hablantes del idioma, ya que «murciégalo» es una palabra incorrecta y mal dicha. Pero ¿por qué la RAE aceptó esta variante?
La respuesta es simple: la RAE acepta palabras mal dichas o mal escritas cuando estas ya son ampliamente utilizadas y entendidas por los hablantes del idioma. En este caso, «murciégalo» es una palabra que se utiliza en algunas regiones de España y de América Latina, y que los hablantes entienden como una variante de «murciélago».
Es importante destacar que la RAE no promueve el uso de palabras mal dichas o mal escritas. Lo que hace es aceptarlas como variantes aceptables, siempre y cuando sean ampliamente utilizadas y entendidas por los hablantes del idioma.
Este tipo de decisiones no son nuevas para la RAE. En el pasado, ha aceptado palabras como «almóndiga» (en lugar de «albóndiga») o «toballa» (en lugar de «toalla»). En ambos casos, estas palabras ya eran ampliamente utilizadas y entendidas por los hablantes del idioma.
No es una promoción del uso incorrecto del idioma, sino una forma de reconocer la evolución natural del lenguaje.
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Palabras no aceptadas por la RAE: Conoce cuáles son y por qué son rechazadas
La Real Academia Española (RAE) es la encargada de regular el uso del idioma español y su correcta escritura. Sin embargo, existen palabras que no son aceptadas por la RAE, y muchas personas se preguntan por qué.
Una de las razones por las que la RAE rechaza algunas palabras es porque no tienen una raíz etimológica clara o no se ajustan a las normas gramaticales del español. En algunos casos, estas palabras son simplemente mal dichas o mal escritas.
Por ejemplo, la palabra «aborígen» es incorrecta porque la forma correcta es «aborigen», sin acento en la última sílaba. La RAE también rechaza palabras como «agüero» en lugar de «augurio», «almóndiga» en vez de «albóndiga» y «catasterismo» en lugar de «catacresis».
Otro motivo por el que la RAE no acepta algunas palabras es porque son neologismos, es decir, palabras nuevas que todavía no han sido aceptadas por la comunidad lingüística. La RAE prefiere esperar a que estas palabras se consoliden en el uso cotidiano antes de incorporarlas a su diccionario.
Además, la RAE no acepta palabras que sean consideradas ofensivas, vulgares o groseras. En este sentido, la RAE tiene un papel importante en la defensa de la lengua española y su uso correcto y respetuoso.
Es importante respetar las normas establecidas por la RAE para garantizar un uso correcto y respetuoso del idioma español.
Para terminar, la aceptación de palabras mal dichas por parte de la RAE no significa que se esté fomentando el uso incorrecto del idioma. Al contrario, es una muestra de la evolución constante y dinámica del lenguaje y de la necesidad de adaptarse a los usos y costumbres actuales de la sociedad. La RAE se encarga de registrar y documentar estas nuevas palabras y acepciones, y de velar por la coherencia y cohesión del idioma español. En definitiva, la lengua es un ser vivo y en constante evolución, y la RAE tiene la importante labor de acompañarla y guiarla en su crecimiento.
La RAE acepta palabras mal dichas porque el idioma evoluciona y se adapta a los cambios sociales y culturales. Además, su función es registrar y no imponer el uso correcto de las palabras.